lunes, 9 de noviembre de 2009

Gimnasia: Un fenómeno social, con forma de lobo y corazón de pueblo.


Algunas personas podrán decir “es solo un partido de fútbol”…como minimizando pero los que somos partícipes, lo que son testigos, se dan cuenta que no. No estamos hablando de lo que muestra la televisión, eso es otra cosa, no hay olor a choripán, no están las caras anónimas, las costumbres, los miedos, la esperanza. La lupa está puesta en los deportistas, no en la pasión, no en la tribuna, en la llegada, en los nervios, en la fiesta.
Si bien los precios han ido empujando fuera del escenario a muchos de las clases más humildes, al menos Gimnasia, todavía los rescata.
Uno se sienta en el monumento del Bosque, una hora antes del partido y allí los puede ver: están los que pagan (porque los jugadores cobran, los árbitros cobran, los periodistas de la televisión y de la radio cobran) los hinchas pagan. Ahí, en esa previa están todos: los que juntan las monedas, los que manguean, los que podrán privarse de cualquier cosa pero pagan la cuota. Los negritos, los gordos, el loco que le falta la pierna y el pelado y la que trabaja de empleada doméstica o el que trabaja en una oficina o comercio de lunes a sábado y su descanso, su fiesta, su hachazo en la rutina, es Gimnasia.
El pibe del interior que viene por primera vez tímido, y viene una vez, dos y termina… hermano de un desconocido gritando “Dale Lobo” y saltando en la tribuna.
El nieto que viene con el abuelo, que por ver los papelitos, los gritos, los jugadores al campo de juego no ve las lágrimas del viejo que se siente feliz de compartir este sentimiento con su nieto, de dejarle un legado que es el sello de una pasión.
El que viene temprano a colgar la bandera. El que vende garrapiñadas y maní en bolsitas. El que se compra un gorro para el sol.
El que sabe que sí se gana se festeja y sí se pierde hay un “Vamos Lobo” al final, porque se viene a alentar un sentimiento y no a buscar un mero resultado.
Es todo casi místico, como algo religioso, como algo mágico, con mucho de pueblo. No es un deporte donde gente se va a sentar a ver ganar un equipo y si esto sucede tocar bocina. Eso sería lo esperable, lo común. En el ingreso al Bosque se palpa otra cosa. Un gol en contra será una desgracia, un gol propio será el pretexto para un abrazo, bien fuerte. Un partido es un ritual, un lugar de encuentro para desahogarse, para saltar, para reír, para cantar unidos. Un pueblo, si se quiere una tribu urbana.
Gimnasia es un fenómeno social. Merece ser vivido.
Gimnasia es la amistad, la hermandad bajo dos colores que se mantienen en lo alto, porque no están supeditados a si en su equipo hay un jugador mediático o si se dan resultados. Es el humilde, abnegado. El que no le importa la burla del niño “bien” del centro que nació con todo regalado. No tuvo un papá contador y una niñera, no necesita de un plasma para ver en colores ni necesita terapia cuando tiene un problema.
El hincha de Gimnasia es un caso aparte, un modelo único, como su camiseta, que se fue haciendo así mismo, andando por caminos difíciles. Sabe de fidelidad. Sabe de inventar una celebración de un acontecimiento cualquiera. Esta aparte de lo que pase con la pelotita.
Hace un tiempo atrás la revista “Ginasiá!” (se escribe así, sin “m” un sello distintivo del vocabulario popular “tripero”) levantó en una nota dos declaraciones de ex técnicos de la institución. Pedro Troglio que dice: “El hincha de Gimnasia es noble, es un tipo que no te va a dejar tirado nunca”. Y Roberto Perfumo que expresó: “me vino a la memoria la increíble sensación de aguante, ese clima de aliento incondicional que transmite la hinchada tripera en el estadio del Bosque”….
Es así. Gimnasia es un fenómeno social. No es un equipo, es ese loco que italiano que viene gritando por la calle, cargando una bolsa de papelitos, es esa cancha que aman y desean ver mucho más grande, con sus colores y con formato popular, es decir con espacios para los que menos tienen y no tantas plateas. Gimnasia es el pibe que quiso entrar en otra cancha y como estaba muy humildemente vestido no lo dejaron y por la misma razón hicieron la vista gorda para que entrara al estadio del Bosque.
Gimnasia, ese fenómeno social. Si estas en La Plata, si pasas por el Bosque, no te lo pierdas. Metete en la popular y te vas a encontrar gritando “Dale Lobo” no solo con la garganta, sino con el alma. (Rafael Ton)

No hay comentarios: